Realismo Social y Crítico en
“La Compuerta Número Doce” y “El Alma de la Máquina”
De Baldomero Lillo
Baldomero Lillo es reconocido como uno de los cuentistas más destacados e influyentes dentro de la Literatura Nacional, pionero del Realismo Social Sus novelas nos hablan desde lo marginal, desde la voz de los explotados con una sinceridad y detalle que nos permiten percibir el llamado a la redención social que piden sus personajes. Se estudiarán dos cuentos del autor; “La Compuerta Número Doce” y “El Alma de la Máquina”. El primer relato pertenece a SubTerra y el segundo a SubSole y en ambos se estudiará el Realismo Social y sus temáticas.
Vida del Autor
Baldomero Lillo Figueroa nace en la VIII región, el 6 de enero de 1867. Hijo del matrimonio conformado por José Nazario Lillo Mendoza y Mercedes Figueroa y fue ésta quien le enseñó a leer y su padre quien le inculcó la lectura. Estudió en Bucalebu, luego se trasladado la familia Lillo a Lebú e ingresó al Liceo. Ésta época del liceo fue la más enriquecedora pues entró al mundo de la lectura de grandes de la literatura como; Julio Verne, leyó el Quijote y también Martín Rivas y algunos chilenos como Benjamín Vicuña Mackena y Barros Arana. Tuvo algunas afecciones a su salud y debió dejar sus estudios que tampoco le interesaban tanto y entró a trabajar en “La Quincena”, una pulpería en Lota. Fue en los ratos libres que le otorgaba su nuevo trabajo donde se empezó a gestar su actividad literaria convirtiéndose este lugar en el escenario de su obra. Contrajo matrimonio con Natividad Miller y tuvieron cuatro hijos. Su hermano Samuel le consiguió un cargo administrativo como oficial al Segundo de la Sección Universitaria en 1899, en la Universidad de Chile. Fallece su madre y después de dos años queda viudo a cargo de sus cuatro hijos. Muere en San Bernardo, el 10 de septiembre de 1923 aquejado de una tuberculosis pulmonar crónica.
Premios y Obra
Gana el primer premio con “Juan Fariña” bajo el seudónimo de Ars. En 1904 publica Sub Terra. En el mismo año SubSole resulta premiado bajo otro seudónimo Danko en un concurso organizado por El Mercurio. Escribió en Zig-Zag, Pacífico Magazine y Las Últimas Noticias y El Mercurio.
-Subterra, 1904.
-Subsole ,1907.
-Proyecto inconcluso, fallido sobre la matanza en la Escuela de Santa María de Iquique.
Obra Póstuma:
- Relatos Populares reunidos por José Santos González Vera publicados en 1942.
-El hallazgo y otros cuentos del mar, 1956. José Zamudio continuó la labor de González Vera
- Pesquisa trágica, 1962.
- Relatos Populares reunidos por m José Santos Vera publicados en 1942.
Realismo y Realismo Social
Debemos tener presentes las dos acepciones como de Realismo. La primera es una ligada a la Literatura extranjera que resulta ser restringida por tiempo y en países como Francia e Inglaterra y la segunda acepción va directo a toda producción literaria que posea y forme una suerte de espejo de la realidad. El Realismo surge como bien sabemos en Francia como una reacción a la estética Romántica que velaba por el sentimentalismo y lo especial. El gran cambio que realizarán estos escritores, y será una característica propia de ellos, es que deciden lanzarse a la calle para encontrar sus temas para sus novelas. Se tiene que tener también presente que los personajes del Realismo no son seres sobrenaturales insertados en mundos extraños ni en situaciones anómalas a la realidad; son personajes como todo el resto de los mortales, que pueden resultar casi reales. En el Realismo se mantiene una actitud crítica frente a todo, problemas políticos, sociales, económicos que entienden perfectamente que en lo particular se encuentra lo universal. El escritor expresa lo que cree o siente por real. No son documentalistas ni periodísticas ni testimoniales, pese a que en el caso de la obra de Lillo algunos apoyan tomar como una obra documental su legado literario.
Se ha criticado al mismo Realismo de un exceso de detalles, descripciones innecesarias, obscenidades y escenas muy explicitas en el aspecto sexual de la narración dependiendo del caso. Pues para Moretic en “El Nuevo Cuento Realista Chileno” lo que impulsa, el motor del Realismo viene a partir de las clases más marginadas, del Proletariado, de las ganas de hacer revolución, que levantaría al Realismo, en callar a las clases más pudientes y darle voz al Otro, pues se quiere conocer cabalmente la realidad y también modificarla y tiene que ser realista.
El Realismo Social surge al principio como un movimiento pictórico de EE.UU. en la década de 1930 debido a la Gran Depresión, al Crack Bursátil, tal acontecimiento y todo lo que generó esta inmersión progresiva llevó a un número de pintores a plasmar en el lienzo sus inquietudes con respecto a lo que acontecía en su país. Utilizan esto como un medio de manifestación y de protesta con alto sentido crítico. Pese a que no hay una concordancia temporo-espacial el Realismo Social de Lillo está presente gracias a sus habilidades ultra desarrolladas de saber y escuchar intensamente.
En SubTerra es una novela desde las profundidades, se ve la vida sub-humana que llevan estos tristes y resignados hombres a causa de la mina y su actividad rutinaria. Acá vemos el
Realismo Social, ese realismo que resulta ser crítico y que tiene voz y hace un llamado ante triste, inevitable y trágico destino que tienen los mineros del carbón y sus familias. Se puede también inferir estos escenarios no sólo de lo que el autor presenció y quiso dar voz y letra, sino también de su propia idiosincrasia, de su condición no permanente de salud, de sus debilidades.
Comprendemos y no estaría listo nuestro trabajo como lector si es que no asimilamos la dureza del trabajo con la que debían lidiar que finalmente producía una desintegración no sólo en los animales que eran utilizados para las diferentes faenas sino, también para el mismo Hombre. Los hombres se van desintegrando en la medida que les truncan su futuro, les coartan las ganas de querer más, de levantarse y sólo les queda penumbras siendo víctimas del egoísmo y ambición de otros de la clase más hegemónica. Acá quienes trabajan sometidos a un superior mantienen la lógica de; “trabajar, padecer y morir” como los expresa Montt y Orlandi en su Historia y Antología de la Literatura Chilena.
En SubSole los escenarios y situaciones están ambientados a ras de suelo donde llega la luz del Sol, ese Sol ausente en SubTerra. Acá Baldomero Lillo escribe a partir de formas de trabajo y de cómo viven dentro aquellos que integran el universo campesino. Al autor se le criticó luego de publicado los cuentos el poco manejo que tenia de aquello que estaba narrando al igual de un débil y restringido uso del lenguaje. Pese a que fue criticada la novela en el momento de su publicación, este es un libro con una temática mucho más amplia que SubTerra. Lillo escribía a partir de algo real, tuvo entereza, vigor y fuerza para rescatar la verdad en cada hecho que presenció, con su sensibilidad exacerbada encontró al hombre que trabaja en el campo, al pescador y también al minero. Vigor y honestidad es lo que hace única estas obras.
El Alma de la Máquina.
En este relato se lee a un personaje que está totalmente alienado con la máquina. El Maquinista viste su traje de dril azul que trabaja medio día seguido, sin descanso, sin amparo. Aquel sujeto no da indicios de su condición de Ser-Hombre, es objeto de envidia de algunos de la planta, lo envidian por su condición al no tener que trabajar igual de duro que los demás, pues sólo existe para él, la máquina y él mientras los otros lo contemplan a sabiendas que le queda más trabajo, que viene el ascensor, los espera para reiniciar una vez más la ardua y tediosa tarea. El Maquinista pareciese estar sobre un trono, dando órdenes como un semidios y mirando a los demás como vasallos, y son estos los que nunca entenderán la tarea del Maquinista.
Deja un momento de ser humano, su cerebro se detiene, para realizar su labor a la perfección, reduciéndose en cálculos y medidas y que no apoya las revoluciones u otro tipo de manifestación que pueden llegar a ocurrir si él se descuida. Es un ser que no cae aún en la calidad de Ser, está sujeto, reducido y para él todo se inmoviliza, su atención automáticamente parece irse a otras esferas mientras está trabajando. Luego irrumpe la llegada de la hora del término de la jornada, todos los hombres salen de su puesto determinado de trabajo como hormigas desorientadas y torpes. El Maquinista debe iniciar su proceso para entrar en su estado cotidiano, y de a poco deja de ser un sujeto anulado. Luego del trabajo ya es un Ser, vive, siente, piensa y tiene una vida.
Por eso sus pupilas, su rostro, su pensamiento se inmovilizan. Nada ve, nada oye de lo que pasa a su rededor, sino la aguja que gira y el martillo da señales que golpea encima de su cabeza. Y esa atención no tiene tregua.
La Compuerta Número Doce.
Se lee la precariedad de los que integran esta colección de cuentos. Acá está presente lo cruento que es vivir para y por la mina. El escenario, lo externo está en estrecha relación con lo que acontece al interior de los personajes, es decir, lo que ocurre en la mina es una prolongación de lo que ocurre en el sujeto. Vemos a un niño, Pablo quien ese llevado por su Padre pues ya está en edad de trabajar y debe ganarse el pan para él y su familia. Atrás quedan risas, juegos e inocencia. Atrás quedan anhelos, sueños y risas, todo parece ahora ser reemplazado por ganarse un lugar en la mina y ser un Hombre, un obrero.
Debía ejercer y sólo el saber que se volvería a casa con su padre era signo de pertenencia a eso que existía fuera de ese mundo lúgubre, triste y desolador. La lectura de este cuento es violenta pues se leen a personajes que están determinados a vivir gracias a la mina y que ésta es la única escuela. Forma y destruye hombres. Les da vida, vida de obreros, vida de hombres sostenedores de sus casas y también les da muerte.
Los obreros se miraron satisfechos. El novato era ya un portero experimentado, y el viejo, inclinado a su alta estatura, empezó a hablarle zalameramente: él no era ya un chicuelo, como los que quedaban allá arriba que lloraban por nada y están siempre cogidos de las faldas de las mujeres, sino un hombre, un valiente, nada menos que un obrero, es decir, un camarada a quien había que tratar como tal.
Estética
Lillo sentía una gran admiración por Benito Perez Galdós, Dostoievski, Tolstoi y Guy de Maupassant. A éste último lo veneraba por unir la nostalgia y tristeza junto con lo jocoso y saber perfectamente como darle vida y movimiento a la lectura. Anteriormente me referí a la condición de su mala salud que se ha estudiado que puede influir en su temática. Siendo de muy pequeño incursionó en la literatura y tu mundo escritual es una recopilación de lecturas previas de otras novelas que le tienen que de alguna u otra manera influido para encontrar su sello, al igual que las experiencias relatadas por su padre, y lo que el vio en carne propia cuando trabajó de pulpero. Lillo escribe a partir de algo cierto y de estas ganas por darle espacio a esas voces apagadas. Con la publicación de SubTerra y SubSole, vino allá por 1909 un interés por escribir sobre la matanza en Iquique y he aquí un momento importante y una reacción de su parte que nos permite dilucidar un tanto sobre la personalidad del autor y su concepción de creación ya que se supo él mismo incapacitado para escribir esta novela, pese a las ganas, incluso expresadas en un discurso en la Universidad de Chile, luego de haber ido a la zona de la masacre, no pudo escribirla, estaba imposibilitado por su no dominio de la zona, de lo que ocurre, pese a que compartió con gente del lugar, investigó, se informó, se sumergió en un silencio que lo acompañó hasta la hora de su partida en 1923. Tal descubrimiento lo afectó más aún cuando reflexionó que no sólo era que no supiera todo fervientemente, sino que carecía de un estilo lo arroje a encontrar una nueva propuesta estética.
El arte nace realista y no se entiende de otra manera. Síntesis de la experiencia humana, del trabajo, del carácter social del hombre y de su individualidad condicionada por ese carácter, no tiene, no puede tener, un contenido ajeno al hombre y a su realidad. Además, en cuanto forma de conocimiento, mientras mejor sintetice la realidad, más elevada será la categoría estética que alcance.
Se debe entender a Lillo desde una lectura de denuncia social y de un llamado a hacer justicia, deseaba saciar su sed de justicia, escribí quiso escribir cuando algo era merecedor de contar. Baldomero Lillo fue un autodidacta, influenciado por el Naturalismo que utiliza constantemente un narrador en tercera persona y omnisciente. Con una expresión sobria, gran drama, sencilla, clara en lenguaje, libre de adornos y elementos gratuitos. Con personajes como buen realismo, personajes cotidianos en una realidad que marcó la historia de la minería en Chile y la historia en la Literatura Chilena.