Camino sin sentir los pasos
Olvido sin sentir rencor
A veces suelo hablar con los muertos,
otras veces con los no-vivos.
Recuerdo un día de invierno
donde todo estaba cubierto de
fría y dura escarcha
al otro día mi hija despertó muerta
con las plumas rígidas y los ojos abiertos.
A Rosita, una pollita que tuve en la infancia.
jueves, 21 de agosto de 2008
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