A fines del año pasado estaba junto a una amiga sentadas en una plaza en Viña tomando un bebestible color rosa de agradable sabor para el paladar y muy dulce en realidad cuando entre risas y humo de cigarrillo de parte de ella vemos a lo lejos la silueta de un hombre acercarse, era un sujeto en evidente estado catatónico; ebrio y volado a más no poder. Nos habló y me empezó a psicoanalizar, me dijo que no trate mal a los hombres (a pito de nada), que no tema ser vulnerable, yo lo observaba y no le dije nada, me incomodó al ser un perfecto desconocido, pero recuerdo mi sorpresa, porque me miraó y me entregó un papel algo gastado y doblado, poesía hecha por él:
Tus miradas me provocan
Tus besos me matan
Tu cuerpo me resalta
Y tu hablar me calla
Tu corazón palpita y
Mi corazón estalla
Tus labios anhelan el calor
De mis labios
Y yo deseo estar por
Siempre a tu lado
Locura de amor, locura de pasión
Por siempre contigo
Mi loco amor.
Quizás qué será ahora de ese individuo y tal título de su poema no me podría haber venido mejor en ese época de ese condenado año que fue el 2007 y gracias al de arriba que pasó.
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