martes, 22 de abril de 2008

El Encuentro








Preferí subir por las escaleras porque eso me permite no pensar en lo que vendrá en algunos minutos, me permite no decidir qué haré cuando llegue a mi destino, puedo aprovechar el tiempo distrayéndome en sandeces como contar los escalones, adivinar si terminarán en número par o impar, mientras subo me toco los muslos y me encanta la sensación de tenerlos tan tonificados, eso es gracias a que soy una persona muy activa, me alimento sanamente. Todas las mañanas como mi cereal con frutas y tomo leche sin lactosa, pues tengo que mantenerme siempre firme y saludable por mi profesión. Soy profesora de matemáticas, y bueno, mi vida era bastante normal, hasta que me metí en esto. No me agrada tomar el elevador ya que lo más probable es que me vaya mirando al espejo, viendo lo arrugada que me he puesto últimamente, o contando los pisos que faltan, compartiendo el aire con extraños, intercambiando miraditas cínicas o la típica mujer mayor que te mira de pies a cabeza con cierto aire de grandeza tomándote por prostituta, señora míreme:“soy una mujer bella, que se siente a gusto con su cuerpo, pero no con su alma”.

Nunca me pongo nerviosa con los hombres, pero cambio totalmente cuando estoy frente a alguno que me guste y no sé cómo comportarme frente a un hombre que me gusta, supongo que se me nota, o por lo menos yo lo noto porque me dan ganas de ir al baño a cada rato y por comer helados. Estoy parada, frente a la puerta de la habitación del hotel donde se está quedando este hombre, Harry. Nunca lo he visto en persona, sólo en fotos que me hicieron llegar y de lejos se me hizo bien guapo, le hice señas y no respondió, no creo equivocarme de piso ni de número de habitación anoté claramente en mi libreta Hotel Real, hab. 305, tercer piso, hombre blanco, 32 años, alto, con acento foráneo, recién casado. Me dijeron que lo esperara en la puerta principal cruzando la calle, ahí esperé y esperé, estoy segura que es él. Lo miré hacia donde éste estaba y él me miró, estuvimos así un buen rato, lo identifiqué, le grité nuevamente, hasta que decidí acercármele e iniciar el encuentro.




-¿Porque no me abrías?, te estuve esperando más de una hora afuera como tonta. ¡Ahhh que fastidio!, ¿por qué no avisaste que ibas a estar acá y no al frente? ¿No me vas a hacer pasar?


(Piensa, Piensa, no seas ridículo intenta algo aunque sea algo.)
- Mmmm disculpa, lo olvidé por completo. Pasa por favor, permíteme tu bolso.
(Lo que ella no sabía era que yo no tenía idea de qué se trataba todo esto y qué pesado que tiene el bolso, que diablos llevará acá.)


-Pero que lindo el hotel donde te estás quedando, me encantó, he vivido diez años acá en Sevilla y nunca me he quedado en un hotel, no te molesta que me saque estos tacones, no aguanto el dolor, me están matando, esto de ser mujer, bueno, da igual.


-Algún día te tocará, como a todos, o casi todos.
(No sé qué diablos pretendo conversando con ella.)


-Escucha, Joe me dijo que todo saldría bien, no hay cabida para que las cosas salgan mal, ya sabes como es el procedimiento, ¿cierto?


(Realmente esto es tan bizarro para mí Que le queda bien esa blusa, a mi mujer no le queda el azul como a ella.)
-Bueno sí, pero ya sabes, siempre siento que esto es como si fuera por primera vez.


-Entiendo, Harry, entiendo, pero vamos, es tu trabajo, ser asesino a sueldo es tu trabajo, como cualquier otro, yo enseño matemáticas en una escuelita cerca de acá por las mañanas y el resto de mi tiempo lo dedico a alimentar a mis peces y a esto, que me permite sentirme viva.


(Creo que me desmayaré, siento un frío por todo mi cuerpo, no puedo creer lo que me acaba de decir esta mujer. No puedo creer, no quiero creer en esas horrendas palabras que salieron de aquel par de labios gruesos y de color carmín. Harry…asesino a sueldo…esto me suena a mafia…por qué abrí esa condenada puerta.)


-¿Disculpa, de qué me estás hablando?, quiero decir, mi mente se paralizó un momento y creo no entenderte para ser honesto. No logro pensar en nada en estos momentos, ni en mi esposa que está enferma en el cuarto continuo.


- Creo que me perdí de algo, supongo que es un juego esto de hacerte en desentendido, piensa que yo sólo soy una mediadora. Casi lo olvido, que no te extrañe que tu adorada y joven esposa se sienta tan indispuesta. Las náuseas y el dolor de cabeza son normales. No hay ningún médico en todo el hotel ni en los alrededores pues todos están en un seminario. Mientras ustedes almorzaban le pusieron un sedante a su comida para que cuando yo llegase no sospeche de nada, puesto que se preocupará más de su malestar que de la llegada de otra mujer.


(Esto cada vez me parecía más turbio, no lo puedo creer, esta mujer es una psicópata, no debería haberle abierto la puerta, llamaré a la policía, no, mejor, le diré la verdad que no soy ese tal Harry, que estoy acá por mi viaje de novios solamente donde uno no quiere la intromisión de un extraño.)


-¿Qué tengo que hacer?


-Así me gusta, así me gusta, a propósito mi nombre es Eugenia Gómez.





Y pasaron las cuatro estaciones, me dejé llevar entre tanto misterio, tanta impaciencia y apasionamiento de parte de ella por todo este embrollo. Se presentó como un desastre, su blanca falda estropeada, uno de sus tacones quebrado, ella se me volvió tan cómoda y misteriosa y yo quería vivir mi vida de químico farmacéutico, nunca aspiré a más, no me inquietaba por nada. Queríaunarazónparasercompletamentefeliz y llegó tocándome la puerta. Viajé por todo el mundo, aprendí nuevos idiomas, practiqué deportes extremos, robé bancos, asalté a mano armada, superé mi marca de trote, dejé de fumar, empecé a beber más, mis prioridades cambiaron, me presentaron a gente muy influyente y poderosa, me convertí en un Otro.

Ambos sabíamos que no éramos quienes creíamos que éramos, pero nos dejamos llevar, engañar gratuitamente, no era amor, no se trataba de eso, fue sólo que le quería poner vida a mi propia vida y no pude desechar esta oportunidad, cuando me vi ahí rodeado de criminales con una lista escrita a lápiz grafito sobre el velador con los nombres mis víctimas, matando como bestia a personas que tenían hijos, esposas, esposos, mascotas, que tenían que cortar el pasto un día domingo, o terminar de pagar el dividendo de su casa e ir a jugar bingo, quise parar. Estaba trabajando para un hombre o mujer nunca supe, ya era muy tarde, de un ser humano honrado e integro pasé a ser un sujeto amoral, incrédulo y frío.





- A ver, les voy a aclarar todo.
- A ver les voy a aclarar todo.

-¿Qué estás haciendo?
-¿Qué estas haciendo?

-Esto no es gracioso, para de imitarme.
-Esto no es gracioso, para de imitarme.

-Que infantil, para.
-No es infantil, eres Tú.
Yo soy Tú.


Los diálogos con una misma frente al espejo nunca han sido del todo satisfactorios, en mí conviven dos mujeres que chocan, me di cuenta que mientras más hablo en voz alta conmigo misma, en vez de aclarar mi mente, me complica el doble, eso me pasó con Pedro, pensó mucho y yo también. Él se alejó sin darle explicaciones a su mujer, se alejó de su vida, de su trabajo, de su país. Un viaje de novios pronto se volvió un viaje a su interior, estuvo ausente por bastante tiempo, esas cuatro estaciones se convirtieron rápidamente en cuatro años, cuando decidió volver su esposa había muerto, de la pena dicen que fue, la pobre creyó que su Pedro la había dejado por mí, eso escuché, se corría el rumor de “el extranjero que en su luna de miel dejó a su hermosa mujer por la ramera del barrio que es profesora como mera chapa”, el rumor fue tan fuerte que la comió viva, lo cierto es que durante todo ese tiempo comí mucho helado e iba siempre al baño, tengo una vejiga que no aguanta mucho. No puedo creer que todo esto se originó por no entender mis números, la habitación 305 nunca fue mi blanco, fue siempre la habitación 405, siempre se trató de un piso más arriba, del cuarto piso, no el tercero, y no entiendo como el tres se vistió del cuatro. Cuando supo de su partida, Pedro me dejó, todo fue muy inesperado y violento tomó sus cosas y se marchó y a mí me siguieron gritando puta en la calle.










1 comentario:

viajero.rc dijo...

Muy interesante todo lo que escribes, me gusta...

Ojalá podamos hablar pronto denuevo.

Saludos!

Andrés Rees